La industria pierde fe en la OMPI y debate los casos presentados por Estados Unidos contra China en la OMC 03/04/2008 by Catherine Saez, Intellectual Property Watch Leave a Comment Share this:Click to share on Twitter (Opens in new window)Click to share on LinkedIn (Opens in new window)Click to share on Facebook (Opens in new window)Click to email this to a friend (Opens in new window)Click to print (Opens in new window)Por Liza Porteus Viana para Intellectual Property Watch Nueva York – Pareciera que este último tiempo la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) vive momentos de incertidumbre. Por un lado, la OMPI busca su nuevo director general y, por el otro, trata de resolver, entre otras cuestiones, la aplicación de un Programa para el Desarrollo y una mayor armonización de los regímenes de patentes. Algunos observadores del sector industrial creen que esta situación provoca una pérdida de confianza en la organización. El lunes 31 de marzo, la OMPI aprobó su presupuesto 2008-2009, seis meses más tarde de lo previsto. También cuenta con una lista de 15 candidatos al puesto de director general que proceden de diversos países, tales como Australia, Brasil, Honduras, Italia y Pakistán. El Comité de Coordinación de la OMPI se reunirá el 13 y 14 de mayo para nominar un candidato que será designado director general en la próxima Asamblea General anual de la organización, que se celebrará del 22 al 30 de septiembre del corriente año. Se espera que el nuevo director general entre en funciones el 1º de octubre. Richard Wilder, Asesor Jurídico Asociado en materia de políticas de propiedad intelectual de Microsoft, comentó el jueves pasado en una conferencia sobre normas de propiedad intelectual celebrada en la Fordham University (Nueva York) que el próximo dirigente de esa organización debe ser una persona íntegra, capaz de realizar una gestión transparente, con experiencia en la dirección de una organización vasta, compleja y técnica, que pueda trabajar de forma efectiva con los Estados miembros y que comprenda la función de la propiedad intelectual en términos más amplios que lo estrictamente técnico. Wilder sostuvo que existen, en la lista, algunos candidatos con esas cualidades. No obstante, además de elegir un director general, la OMPI debe realizar más esfuerzos en relación con la organización en su conjunto, en las relaciones con sus Estados miembros y con el personal, además de abordar cuestiones de distribución del trabajo. “Creo hay aún una cuota de buena voluntad” de la que la OMPI puede beneficiarse para mejorar, comentó Wilder. Y añadió que “el próximo director general tendrá que sanear ciertos asuntos relacionados con el personal”. Son muchos los que desean un cambio en la cultura de la organización. Los oradores invitados a la conferencia de la Fordham University sostuvieron que resulta vital que este organismo técnico adquiera eficiencia en la aprobación de directrices normativas a fin de evitar que otras organizaciones o gobiernos, por cuenta propia, firmen tratados o aprueben iniciativas para combatir plagas relacionadas con la propiedad intelectual tales como la piratería o la falsificación. Por ejemplo, a finales de 2007, el Gobierno de Estados Unidos, al que se unieron otros gobiernos, anunció la negociación de un acuerdo comercial contra la falsificación como forma de combatir la piratería. “Creo que tenemos que aceptar que el establecimiento de normas en la OMPI atraviesa un período algo inactivo” y ello no es necesariamente negativo, dijo Shira Perlmutter, Vicepresidenta Ejecutiva encargada del área de políticas jurídicas internacionales en la International Federation of the Phonographic Industry (IFPI), Londres. Sin embargo, también es cierto que “la gente se dirige a otras fuentes” para concretar ciertas actividades. Jamie Love, Director de Knowledge Ecology International (Washington), predijo que la OMPI mejoraría en los próximos años y que, finalmente, “se abocaría a la propiedad intelectual e intentaría resolver problemas”. Según Love, la OMPI dejaría de ser “un organismo propagandístico… y se le exigirá mayor eficacia”. Debate sobre infracciones de derechos de propiedad intelectual en China Los oradores de la conferencia celebrada en la Fordham University discutieron también sobre si las reclamaciones por piratería entabladas contra China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) serían un medio efectivo para obligar a ese país a que exija la observancia de medidas contra la piratería y falsificación. La OMC ha establecido grupos especiales para tratar dos reclamaciones presentadas en relación con la propiedad intelectual. Doce miembros, con inclusión de Argentina, Brasil, Tailandia, Turquía y la Unión Europea, han respaldado el argumento de Estados Unidos. Estados Unidos sometió un caso contra China (documento de la OMC WT/DS362/7) y, a los fines de abordar el caso, el 25 de septiembre se estableció un grupo especial. En dicho caso, Estados Unidos alega que China “no ha establecido procedimientos y sanciones penales aplicables a casos de falsificación dolosa de marcas de fábrica o de comercio y de piratería lesiva del derecho de autor que…satisfa[gan] determinados umbrales” (IPW, WTO/TRIPS, 27 de septiembre de 2007). En relación con un segundo caso presentado por Estados Unidos (WT/DS363/5), la OMC dio inicio, en noviembre pasado, a una investigación en torno de alegaciones de que China estaba limitando indebidamente el flujo de material protegido por derecho de autor desde Estados Unidos hacia China (IPW, WTO/TRIPS, 28 de noviembre 2007). Victoria Espinel, quien se desempeñó como Representante Adjunta de Estados Unidos para las Cuestiones Comerciales Internacionales (USTR) en materia de propiedad intelectual e innovación, sostuvo que recurrir al litigio en el caso de China no era una opción óptima pero “el Gobierno de Estados Unidos la estimó necesaria”. Las supuestas violaciones de las disposiciones sobre observancia de los derechos de propiedad intelectual y sobre acceso a los mercados del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) tienen un “impacto significativo” en la industria, añadió. Se ha debatido extensamente sobre si Estados Unidos debería haber presentado una reclamación. Espinel resumió algunas de las críticas: Estados Unidos podría perder el caso (lo que podría dar lugar a la interpretación de que el Acuerdo sobre los ADPIC no comporta mecanismos de observancia efectivos); el caso carece de importancia suficiente; China podría tomar represalias contra las empresas estadounidenses y dejar de cooperar con Estados Unidos en la esfera de la propiedad intelectual; esto es injusto con China ya que este país ha realizado importantes progresos en esta área. Espinel sostuvo, sin embargo, que “ninguno de estos argumentos son, para mí, razones de peso para que Estados Unidos no ejercite su derecho ante la OMC”. Según Espinel, la inacción “pondría a Estados Unidos al servicio de los deseos de China”. China ha solicitado repetidas veces a Estados Unidos que retire su reclamación sirviéndose del argumento de que ha progresado. Sin embargo, el jueves pasado los expertos dijeron que el progreso alcanzado era insuficiente y que si Estados Unidos ganaba el caso podrían producirse repercusiones de amplio impacto. Incluso si ello no modifica sustantivamente la forma en que China funciona en este ámbito, “el impacto político de Estados Unidos será muy significativo” en términos de nuevas medidas que puedan adoptarse, comentó Daniel Gervais, un experto en materia jurídica y de propiedad intelectual de la Universidad de Ottawa, quien participó activamente en las negociaciones relativas al Acuerdo sobre los ADPIC. Gervais añadió que “estas son armas de fuego pequeñas, la artillería pesada está aún escondida en algún arsenal”. Críticas de la extensión de la protección por derecho de autor propuesta por la Comisión Europea Respecto de otros asuntos, Tilman Lueder, Jefe de la Unidad sobre derecho de autor de la Dirección General de Mercado Interior y Servicios de la Comisión Europea, fue el blanco de varios activistas, quienes, entre otras partes, también acusaron a la Comisión y a su miembro Charles McCreevy de ser deshonestos al explicar quiénes se beneficiarían, y de qué manera, de una propuesta de extensión de la protección del derecho de autor a los artistas intérpretes o ejecutantes de fonogramas. La Comisión procura extender la protección para algunos artistas intérpretes o ejecutantes de 50 a 95 años. Otras propuestas incluyen la creación de un fondo para los músicos de sesión que consiste en el 20 por ciento de los ingresos que se produzcan como consecuencia de la extensión del período de protección y la posibilidad de que los artistas de renombre retengan todas las regalías que se acumulen en ese período. McCreevy también defiende el concepto de “se usa o se pierde”, que permitiría a los artistas intérpretes o ejecutantes pasar de una compañía discográfica a otra si su propia compañía se negara a poner en venta discos durante el período extendido. “Todavía tengo la impresión de que conocemos sólo parte de la historia”, observó Bernt Hugenholtz, Director del Institute for Information Law de la Universidad de Amsterdam, quien se desempeñó como asesor de la OMPI y de la Comisión y quien recientemente escribió un documento sobre el asunto. Y añadió: “Aquí hay gato encerrado”. Silke von Lewinski, del Max Planck Institute for Intellectual Property de Munich, acusó a la Comisión de seguir ciegamente la posición de Estados Unidos ―la modificación propuesta por Europa alinearía sus normas con las de Estados Unidos― e incluso planteó lo siguiente: “Quiere la Comisión ser un satélite de Estados Unidos” así como los Estados de Europa oriental fueron un satélite de la Unión Soviética? Lueder rebatió la idea diciendo que no debería percibirse a la Unión Europea como el organismo menos interesado en la industria discográfica. Un funcionario de la IFPI opinó que la extensión debería aplicarse también a las productoras discográficas. Mientras tanto, se espera que la Oficina de derecho de autor de Estados Unidos comunique una propuesta normativa respecto de las grabaciones digitales que se transmiten por Internet. 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